Cronobiología
A principios del siglo XX dos investigadores (kleitman y Richardson), que eran científicos que se preguntaron cómo afectaba la luz del sol al sueño, quisieron realizar un experimento. Se encerraron en una cueva muy profunda 32 días, privadas de las señales ambientales, para intentar modificar el ciclo habitual de 24 horas, a un ciclo impuesto de 28 horas, organizado de forma que 9 horas dormían, 10 horas trabajaban y tenían 9 horas por ocio.
Los resultados de este estudio, no fueron concluyentes, ya que el mayor, sí tuvo alteraciones del sueño y ansiedad, pero el más joven no lo notó tanto.
Sin embargo, este experimento sirvió como base para la ciencia, de lo que se conoce hoy en día como cronobiología, que es la disciplina que estudia la biología humana en base a los fenómenos periódicos, también llamados ritmos circadianos.
Los estudios relacionados con el ciclo circadiano, indican que cada vez hay más evidencia de las enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, enfermedades coronarias o alzhéimer, que se ven ampliadas cuando existe una alteración del reloj circadiano.
Los científicos que estudian la cronobiología, explican que para entender la importancia del ciclo circadiano y cómo afecta al sueño, debemos viajar al inicio de la vida, cuando sólo había bacterias, y es que entonces, el mundo ya giraba sobre su eje, permitiendo la alternancia entre el día y la noche con un período de 24 horas y además, al estar su eje inclinado, aparecen las estaciones, con los cambios de luz y temperatura que ello implica.
Por tanto, la vida ha evolucionado generando procesos naturales respondiendo a la luz ya la oscuridad, generando cambios físicos, mentales y conductuales a continuación un ciclo de 24 horas en perfecta armonía con la naturaleza.
¿Pero qué ocurre hoy en día que estamos gran parte del día en espacios cerrados e iluminados artificialmente?
En la naturaleza podemos encontrar una oscilación de 0.001 lux en una noche de cielo nublado a más de 100.000 lux en un día de sol sin nubes en pleno verano, en cambio en un edificio tenemos por ejemplo en una oficina 800 lux o en una habitación constantes de 300 lux.
Además, existe todo un espectro visible en el ojo humano, que hace que la luz emitida por el sol y las fuentes artificiales sea muy diferente. Veámoslo en un gráfico:
Espectro solar
Espectro de una luz LED
El eje horizontal del gráfico es la longitud de onda, en nanómetros, y el eje vertical es la irradiancia espectral, en W/m 2 ·nm.
El ojo humano es sensible al espectro de radiación electromagnética en el rango entre aproximadamente 400 y 700 nm, en un extremo de ese espectro está la luz azul, con longitud de onda corta, y en el extremo opuesto está la luz roja, con longitud de onda más larga.
En la naturaleza al mediodía, el color predominante es el azul, que provoca la inhibición de melatonina, pero a medida que avanza la noche el color predominante es el rojo, que provoca el inicio de generación de melatonina y nos prepara para dormir.
En cambio, la luz LED artificial no varía, teniendo un pico de azul y poco rojo, si tenemos en cuenta que el azul provoca la inhibición de la melatonina, ésta es una luz poco adecuada para acostarse.
Por tanto, para tener regulado el reloj circadiano y poder dormir profundamente, es importante realizar un buen estudio de la iluminación, este estudio debe aprovechar al máximo la iluminación con luz natural, a la vez que debe diseñar una iluminación iluminación artificial adecuada a cada espacio, pensada para no desmarchar nuestro reloj biológico.
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